En el corazón de Florencia, Italia, los artesanos del cuero llevan siglos perfeccionando su oficio. Cada bolso de piel florentino es una obra de arte en sí misma, creada con habilidad, dedicación y un profundo respeto por la tradición.
El proceso comienza con la selección del cuero. Los artesanos buscan cueros de la más alta calidad, a menudo de proveedores locales que comparten su compromiso con la excelencia. Una vez seleccionada la piel, se corta y moldea a mano para crear la forma del bolso. Este proceso requiere de gran habilidad y precisión, ya que cualquier error puede arruinar la pieza.
A continuación, los artesanos cosen el bolso a mano, utilizando técnicas que se han transmitido de generación en generación. Este es un proceso lento y minucioso, pero es fundamental para garantizar la durabilidad y calidad del bolso.
Finalmente, el bolso está rematado con detalles como hebillas, cremalleras y adornos, todos seleccionados para complementar la belleza del cuero y realzar el diseño del bolso.